El adiós a un guía

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Como fotógrafo, la mayoría de tiempo en el trabajo ha sido de carreras más que todo en la edición y publicación de las noticias luego de una jornada de coberturas. Pero hay momentos duros que solo con el paso del tiempo logramos superar, más cuando se trata de despedir a un amigo, guía y persona de ejemplo.

Sábado 24 de febrero, 2:45 a.m. Recibo uno lo de los más duros mensajes o avisos que recibiré en la vida. Mons. Oscar Julio vian Morales ya no nos acompaña terrenalmente.

3:16 a.m. El comunicado que nunca hubiera querido redactar y compartir anunciando a todos el retorno a la casa del Padre del Sr. Arzobispo.

Un año después en este día, sigo sintiendo mucho la falta que nos hace nuestro Arzobispo Metropolitano y sigo descubriendo que en cada uno que lo conocimos, sembró la semilla de humildad y ánimo.

Dios me dio el privilegio de ser su fotógrafo por casi 2 años pero desde el 2011 tuvimos de cerca muchos proyectos en el canal de la Arquidiócesis.

¿Cómo lo recuerdo? cómo una persona, guía y servidor entregado a su gente. Visitó muchas aldeas y lugares escondidos donde lo recibían con mucho afecto ya que siempre inspiraba el amor de Dios y a María Santísima quien en todas sus homilías la mencionaba. "Tenemos una madre, y qué madre la que tenemos... la Madre de nuestro Señor Jesucristo" era una de sus frases conmovedoras que nos hacía confiar en María.

Cada vez que miraba muchachos y personas de la tercera edad en las carreteras, bajaba su ventana para poder saludarlos. Se sentía con pena cuando miraba lugares con escasos recursos y animaba a los Sacerdotes y pastorales a no abandonarlos.

Todos los domingos en Catedral Metropolitana al finalizar la Santa Misa, se dirigía al pueblo y saludaba a quienes se acercaban. Y de pronto cambiaba, para dar palabras concretas y a veces fuertes en las conferencias de prensa donde se dirigía a los medios de comunicación social y eclesial.

Cómo olvidar las grabaciones semanales, donde unos minutos antes podíamos compartir de la situación actual o de nuestras propias situaciones de vida. Recuerdo que cuando le conté que "al fin" tenía novia, empezó a enviarme revistas de bodas y todo eso jaja.

El paseo por los pasillos del Arzobispado cantando y de pronto escuchar el ¿"Muchacho" aún aquí?.

El cumpleaños número 70 de nuestro Arzobispo, fue muy especial. Creo que fue para todos una gratitud compartir con él en cada instante. Grupos parroquiales, colegios, seminaristas, medios de comunicación, sacerdotes y amigos muy cercanos llegaron en diferentes horarios.

El sábado 24 de febrero, haríamos el lanzamiento del libro "Resucitó, muerto el que es la vida triunfante se levanta" una recopilación de las imágenes de resucitados más conocidos en la Arquidiócesis y su historia. Días antes lo visité para grabar el promocional invitando al pueblo a reunirse en Catedral Metropolitana. Recuerdo que muchos decían que no era adecuado hacer ese día el lanzamiento ya que su estado de salud era muy delicado. Días antes nos indican que no se hará la publicación y que se posterga. Quién iba a pensar que de todos modos nos reuniríamos para despedir y dar honras fúnebres a quien siempre promovió la Resurrección, quien batalló con hermandades y asociaciones para que resaltaran más la Vida de Jesucristo y no la muerte. El mensaje de la Resurrección llegó ese día.

Recuerdo que el equipo de comunicación estuvimos todo el día en el Arzobispado, dando mil vueltas y respondiendo a las preguntas de la mayoría. Fuimos lo más pronto posible a la Iglesia del Calvario para esperar el cuerpo de nuestro Arzobispo y en medio de lágrimas y pesar, tuvimos que realizar nuestro trabajo como siempre lo hicimos; al lado de nuestro gran Guía.

Yo en un estado desconcertante me costaba enormemente concentrarme y tomar fotografías, recuerdo a muchos sacerdotes pasar a la par mía y decirme "Ánimo" mientras nos dábamos un abrazo de consuelo.

Sé que muchos me vieron por televisión o en fotografías y me escribieron al inbox alentándome y dándome palabras de fortaleza. Hoy, como en esos momentos, les quiero decir muchas gracias.

Puedo escribir mucho de cada una de las anécdotas, pero mejor les comparto imágenes de cómo era Monseñor Oscar Julio Vian Morales, sdb. Una imagen vale más que mil palabras.

Fue un gran honor ser su fotógrafo, pero el mayor honor fue aprender que hay personas que marcarán tu vida y te enseñarán a ser mejor cada día.

Hasta siempre Monseñor...

¿Tienes algún recuerdo de él? escríbelo aquí abajo en los comentarios.

 

Sígueme en instagram @mariopicsgt y Facebook Mario López R. - fotógrafo.

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